«Un amante al partir su amada». Nicasio Álvarez de Cienfuegos
¿Qué se siente, cuando se aleja de nosotros, la persona que
nos hace sentir, que nos hace ver el mundo de otro color? Es un sentimiento muy
parecido a la muerte, porque nos despojamos de todo aquello que nos hace sentir
y vivir, es una sepultura de sentimientos no encontrados, como sí una parte de
nosotros muriera con la partida de esa persona. Nicasio Álvarez de Cienfuegos,
en su poema “Un amante al partir de su amada” refleja ese dolor, esos funestos
sentimientos que nacen al ver como el gran amor se aleja de nosotros. Llegamos
incluso a detestar todo lo vivido anteriormente, nos quema el sin vivir de no
tenerlo, nos cuesta resignarnos a que este nuevo dolor que sentimos sea verdad.
Cienfuegos, lo expresa varias veces en el poema…” ¿Y corréis, y corréis? Dejad al
menos que otra vez nuestros ojos se despidan otra vez sola, y trasponeos luego.”.
“¿Por qué no es dado a mi cansada planta alcanzar su carrera? ¿Por qué el cielo
sólo a las aves el dichoso vuelo benigno concedió? Jamás doliente llora el
jilguero de su amor la ausencia; yo entretanto de mi Laura ausente en soledad
desesperada lloro y lloraré sin fin.”.
Intentamos ir rompiendo cada día
juramentos sagrados de amor, llegando al olvido de tantos sueños construidos
para los dos, pretendemos ser valiente,
y poder vivir nuestro día a día, dejando atrás todo lo que hemos compartido, añorando cada
momento vivido a su lado, anhelando cualquier gesto, olor, mirada y sueño pronosticado. Disfrazamos
emociones, pensando que siempre tendremos una parte de él, aunque la misma
desesperación nos abrume, nos sentimos solos, y que todo lo demás ha perdido el
sentido. Vamos sin rumbo de partida, sintiendo la despedida, en una contaste pérdida de equilibrio, que
nace de la impotencia, de la angustia, de vernos solos y despojados de todo
amor. Es como si la vida se convirtiera en una trampa, nos cuestionamos si lo
hemos hecho bien, si hemos dado todo lo que podíamos. Quedándonos solo el recuerdo
vivo, de lo que significó para nosotros, aceptando que la vida sigue, que nada
es estático, que la primavera vuelve a resurgir y por mucho que queramos que
ese amor sea permanente, tenemos que dejarlo ir, por propia cuestión de salud
mental. Semejante a cuando un ser querido se nos va para siempre, porque cuando
nos disponemos a olvidar intentamos enterrar todo aquello que nos ha hecho sentir vivo.
¿Está
el desamor, en el mismo punto de partida que la misma muerte?