El romanticismo presente en El estudiante de Salamanca y uno de los cuentos sobre el
Romanticismo. La muerte
Hablamos de un gigantesco poema de la noche y la muerte,
desarrollado entre medianoche y el amanecer. Es la máxima expresión de la
muerte terrorífica, desesperada, opuesta al conformismo, a la aceptación cristiana
del cuatrocientos. Se encuentra en el poema de Espronceda el espíritu de
rebeldía de las canciones, el color local de los poemas bardos, y una concepción
especial romántico-tradicional del amor. Espronceda cambia la forma de la
leyenda del don Juan a su gusto.
Entre los planos de la expresión y del contenido encontramos un paralelismo con unos valores singulares, es por eso que es fácil establecer en esta obra la correlación entre significante y significado, toda la expresión y contenido vienen determinados por el clímax romántico del poema. La búsqueda de los tópicos románticos se manifiesta en las correlaciones entre los niveles expresivos y narrativos. Además de esto, el nivel léxico de la obra tiene una riqueza que es poco frecuente en la poesía del romanticismo español. En lo que a adjetivación se refiere, las sensaciones del entorno se reflejan a lo largo del poema, predominan las visualizaciones plásticas de los colores (sombrío, blanco, oscuro, claro).
Sus dos protagonistas siguen corrientes de adjetivos que los definen perfectamente, la protagonista Elvira es un ejemplo de tristeza, infelicidad, desdicha, abandono amoroso. Pero al lado de todo esto, del moribundo corazón, del fúnebre llanto de amor, también las cosas se matizan de tristeza, la luna es calificada de melancólica, el sonido del arpa también es melancólico. Patios yerbosos, tristes y húmedos. Al otro lado está el temperamento del héroe, calificado con adjetivos que expresan apasionamiento, odio, rebeldía. En definitiva como los adjetivos construyen una visión del mundo espectral, que expresan horror, lleno de tonos sombríos. Adjetivos aplicados a danzas de espectros, una visión del propio entierro… Espronceda se esfuerza por crear un ambiente tenebroso, siniestro para presentar a los personajes. Juega con elementos decorativos románticos como la apertura del poema que sucede a medianoche, con sonidos tenebrosos como aullidos de perros, entrechocar de espadas, lamentos agudos, etc. En definitiva un léxico poblado de términos que reflejan el espíritu de la época y los paisajes que rodean la historia, oscuridad, ilusión, melancolía… Sinceridad a la hora de expresar sentimientos. En la métrica destaca la polimetría de este poema, en los temas el amor ocupa el lugar central , siempre apasionado y desdichado, la angustia por la muerte, la lucha entre el individuo y el mundo que lo rodea. Este poema narrativo de Espronceda destaca especialmente dentro del romanticismo pues Don Félix de Montemar recrea al héroe satánico que se open a cualquier limite que se interponga entre su libertad y él, sin preocuparse por lo que pudiera venir después, le suceden cosas de lo más disparatadas y lúgubres, desde presenciar su propio entierro hasta ser obligado a casarse con el esqueleto de Elvira tras su conquista.
Entre los planos de la expresión y del contenido encontramos un paralelismo con unos valores singulares, es por eso que es fácil establecer en esta obra la correlación entre significante y significado, toda la expresión y contenido vienen determinados por el clímax romántico del poema. La búsqueda de los tópicos románticos se manifiesta en las correlaciones entre los niveles expresivos y narrativos. Además de esto, el nivel léxico de la obra tiene una riqueza que es poco frecuente en la poesía del romanticismo español. En lo que a adjetivación se refiere, las sensaciones del entorno se reflejan a lo largo del poema, predominan las visualizaciones plásticas de los colores (sombrío, blanco, oscuro, claro).
Sus dos protagonistas siguen corrientes de adjetivos que los definen perfectamente, la protagonista Elvira es un ejemplo de tristeza, infelicidad, desdicha, abandono amoroso. Pero al lado de todo esto, del moribundo corazón, del fúnebre llanto de amor, también las cosas se matizan de tristeza, la luna es calificada de melancólica, el sonido del arpa también es melancólico. Patios yerbosos, tristes y húmedos. Al otro lado está el temperamento del héroe, calificado con adjetivos que expresan apasionamiento, odio, rebeldía. En definitiva como los adjetivos construyen una visión del mundo espectral, que expresan horror, lleno de tonos sombríos. Adjetivos aplicados a danzas de espectros, una visión del propio entierro… Espronceda se esfuerza por crear un ambiente tenebroso, siniestro para presentar a los personajes. Juega con elementos decorativos románticos como la apertura del poema que sucede a medianoche, con sonidos tenebrosos como aullidos de perros, entrechocar de espadas, lamentos agudos, etc. En definitiva un léxico poblado de términos que reflejan el espíritu de la época y los paisajes que rodean la historia, oscuridad, ilusión, melancolía… Sinceridad a la hora de expresar sentimientos. En la métrica destaca la polimetría de este poema, en los temas el amor ocupa el lugar central , siempre apasionado y desdichado, la angustia por la muerte, la lucha entre el individuo y el mundo que lo rodea. Este poema narrativo de Espronceda destaca especialmente dentro del romanticismo pues Don Félix de Montemar recrea al héroe satánico que se open a cualquier limite que se interponga entre su libertad y él, sin preocuparse por lo que pudiera venir después, le suceden cosas de lo más disparatadas y lúgubres, desde presenciar su propio entierro hasta ser obligado a casarse con el esqueleto de Elvira tras su conquista.
EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA. Edición de Benito Varela Jácome. 26ª ed. de José de Espronceda. Madrid. 2010. Cátedra. Letras Hispánicas, 6.
«Una nariz», en La Alhambra III
(1840), pp. 294-297. [En Borja Rodríguez Antología del cuento romántico]
En este cuento el romanticismo está presente a través del
tema principal que es el amor y la imposibilidad de llevarlo a cabo por
cuestiones religiosas. Es un amor imposible pues viviendo en España los
protagonistas profesan religiones no solo diferentes sino también en lucha.
Ella, seguidora de la religión de Mahoma no podría estar con nadie que no
siguiera su misma religión, él al enterarse por su boca, emprende un viaje de autodestrucción
personal y física que desemboca en su propio deterioro, sin obtener nada a
cambio. La imposibilidad del amor lo vuelve loco. No encontramos aquí el
exotismo de los paisajes y escenas típicas del romanticismo, tampoco el
vocabulario oscuro y tenebroso de El
estudiante de Salamanca pero con el tratamiento de la temática y el
exotismo que aporta el choque entre religiones es suficiente para captar el carácter
romántico del cuento.
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